Me acuerdo una vez que tuve que disertar sobre Neruda, me preparé durante días, me sabía toda la vida del poeta, incluso me hice tarjetas.

Pero llegado el momento me puse tan nerviosa, que leí todo, jamás miré hacia el frente y las tarjetas terminaron mojadas con el sudor de mis manos. Terminé frustrada como siempre... no entendía por qué no podía pararme a hablar si realmente sabía de lo que estaba hablando... la inseguridad me ganaba siempre. ​ También me acuerdo cuando retomé teatro, en enseñanza media, llegué a ver una clase, pero era tan tímida que me daba vergüenza decirle al profesor que quería estar en ese taller. Al final una amiga le dijo y el profesor me dijo que por supuesto que podía entrar al taller, luego me pasó un poema para que leyera frente a mis 10 compañeros. Para mi fue lo más terrible que me podría haber pedido, porque yo quería hacer teatro, pero me daba terror. Me acuerdo de haber estado temblando mientras leía el poema.